Victoria
El humo de su cigarro ascendía, volando sin un rumbo fijo mientras que ella esperaba, paciente, como una estatua de cal bajo aquella fina capa de lluvia que parecía dispuesta a humedecer el paisaje y los ojos de quienes lo contemplaban.
Tenía la mirada fija en las gotas que rebotaban en las baldosas de la siniestra plaza en la que estaba, ahora vacía salvo por una pareja de enamorados que se refugiaban bajo un paraguas. Era de noche, y las luces de las pequeñas tiendas que se encontraban a pie de calle aportaban un hálito de vida a aquel gris panorama.
De fondo, el ronroneo de los coches aportaba una peculiar banda sonora a su espera. Entre calada y calada se planteaba si estaba haciendo lo correcto, si de veras eso era lo que quería. Pero ya no había vuelta atrás.
La pareja se fue de la plaza y, como si de una seña se hubiese tratado, Victoria tiró el cigarro, que se ahogó en el mar de lluvia que se había creado, y echó a andar bajo la lluvia, con un paso firme que impedía atisbar ni un ápice de su inmensa inseguridad.




Comentarios
julialalalasehizoguia - hace más de 9 años
Genial, qué sentido todo! :-)
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