La teoría del dragón dormido II.
No sé cómo reaccionar, me tiemblan las rodillas y siento un nudo en la garganta. Miro al suelo para que no se percate de que la he visto. Pasa a mi lado e impregna el aire con su fragancia, noto como el calor me invade la cara y sacudo la cabeza para despejar las ideas tontas de mi cabeza.
Enciendo un cigarro y acelero el paso hacia el instituto. El rap inunda mis oídos y marca el ritmo de mis pasos. Veo niños pasar hacia el instituto como autómatas y los miro con pena: vivo rodeada de clones, de gente que sigue las modas para ser aceptada en esta sociedad...
Apuro las últimas caladas del cigarro y entro a clase. No me cae bien la gente que hay aquí, pero tengo la suerte de que solo somos veintiuna personas aquí. Las chicas hablan de chicos y maquillaje, los chicos sólo gritan, molestan y se meten los unos con los otros... Me siento tan ajena a este mundo... Estoy deseando que llegue el recreo para poder sumergirme en mi mundo de música e inspiración.
Por fin suena el timbre y me apresuro para llegar a las escaleras, cojo un cuaderno y un boli. Empiezo a describir trazos precisos en el papel formando un conjunto de palabras que en algún momento cobrarán sentido. Cuando estaba a punto de terminar siento una mano en mi hombro, alzo la mirada y unos ojos azules como el mar me hielan el alma.
- ¿Tú eres Pato, no? Yo soy María. -sonríe y noto el calor subir por mi cara y el nudo en mi garganta se apodera de mí.



Comentarios
No se pueden incorporar más comentarios a este blog.