Todo empezó al atardecer, la calle se alargarba y la naturaleza llamaba a nuestra parte salvaje. El horizonte se apagaba lentamente y te dabas cuenta del peligro que empezabas a correr.
Empezaron los escalofrios junto a la hierba, la incertidumbre y el raso atacaban en forma de temblores. Te asaltan dudas a la mente y no sabes la respuesta a nada. Pero en el momento en el que la tierra te traga no hay tiempo para filosofar, hay que actuar raudo. Te confiaste no trayendo tu espada ni escudo y tratas de defenderte con murmullos cobardes mientras intentas ocultar el miedo.
La confianza aumenta mietras no te sientes observado, eres parte del paisaje monótono y no serás localizado. Pero el misterioso futuro te tortura por dentro con temor: "Y si...?"
Sabes que de esta batalla no se puede huir, estás solo frente a un precipicio y pudes oir el eco de cada paso que das hacia el vacío. Queda una última esperanza, que nadie vea la verguenza de tu actual derrota. Pero la vida no es tan fácil, oirás miles de voces con tonos diferentes, cada una tendrá algo que decir aunque todas comentarán lo mismo: "Qué haces con tu vida?"
Ese frío te cala hasta el alma, desesperación y cansancio te inundan por dentro. Que fácil sería dejarlo todo... La vida podría ser la ilusión de los miedos de uno mismo, leventarte de esa pesadilla sería la solución, pero de que sirve eso si nunca llegaste a dormir.
Todas las luces se han ido, tus ojos viajan con las vivas sombras de tu cuerpo caminante, se burlan de ti con sus bailes nacturnos mientras las sigues con la mirada. Sabes dónde estás perfectamente, las personas que formaban tu armadura se han ido, te encuentras solo ante el peligro. Puedes ver sus ojos cazadores y sabes perfectamente que pueden oler tu miedo.
Pero aun no ocurre nada, sigues andando sin saber si quieres llegar o prefieres quedarte, has sentido el riesgo, pero, exactamente, a qué le tenias miedo? Empiezas a entender la verdad, la ilusión de las sombras que te ha engañado completamente.
Las palabras que oías no eran de desprecio, la sorpresa había quedado sepultada bajo el terror de la soledad. Los temblores solo habían sido la agitación del alma. Y el miedo, ese miedo que podría haberte matado, eran las sombras de los pliegues de la amplitud de la mente, y es que nada predice el futuro mejor que la seguridad.
El frío había desaparecido, la pesadilla estaba ahí, sabías que seguía. Pero la niebla se había desvanecido de una vez, la realidad era aquella y aquel el momento. Te hubiera gustado decir tantas cosas pero solo envias alguna pequeña súplica al aire, aunque te pareció que habías echado miles de páginas al fuego avivante esperando una respuesta de los dioses.
Y en un momento, todo había desaparecido, sentías la frente caliente y el cuerpo más caliente aún, el miedo no existía y eras libre volar.
-Carta a mi misma-
Y me dices que es dificil escribir. Cuando dejas de pensar en 'que voy a hacer?' y empiezas a pensar en 'que estoy pensando?', deja de costar reflejarlo. Me ha gustado mucho, celia.
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Comentarios
atenea - hace más de 11 años
Y me dices que es dificil escribir. Cuando dejas de pensar en 'que voy a hacer?' y empiezas a pensar en 'que estoy pensando?', deja de costar reflejarlo. Me ha gustado mucho, celia.
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