Páginas atrás
¿Cómo tú por aquí, mi vieja amiga? Hace tanto tiempo que no se de ti… miento, de vez en cuando podía oír tu voz, aunque ya no es lo mismo. Hemos cambiado tanto… te solías esconder en la sombra para que solo yo pudiera verte y yo te seguía a todas partes como la verdadera sombra de las dos. Solas tú y yo, paseando por las estrellas con la mirada, soñando con mundos imposibles y chapoteando en preciosos charcos escarlata.
Eras la fuente de la fuerza, del valor, la frialdad, la mirada apagada y el camino de pasos mal dados que arrastraban tras de si la pesada carga por si solos. El mundo entero te daba la razón. Nadie tenía la culpa, aunque todos participaron en esa masacre. Esos ojillos negros de animal asustado se convirtieron en los de un depredador sin presa que cazar, indiferente al destino, que era herido con todos los clavos oxidados que, a pesar de verlos a su alrededor, no se molestaba en evitarlos.
Poco después, solo te recordaba en algunos momentos, cuando todo moría, cuando merecía la pena darte la razón, y estabas detrás de mi silla, dictándome las palabras a escribir, recordando mi sentencia para no volverla a olvidar otra vez. Me acariciabas la cabeza y me dabas palmaditas para demostrarme que te importaba, que no era como los demás. Pero volvía a encontrar esperanza y tú suspirabas cansada, y regresabas a tu lugar en la penumbra, pensando en mi ingenuidad. Tallabas en la madera los días que me quedaban para volver a ti, y siempre acertabas.
Hoy te veo, estás en esas páginas rojas y blancas, dejaste de ser el guardián de la caja de juguetes donde guardábamos el miedo, el dolor, la vida, para devolvérmelos y que siguiera estos pasos incoherentes y confusos que no llegaban a ningún lado.Sigues donde te dejé, tan impasiva como siempre y con esa sonrisa que temían todos excepto yo, ¿sabes una cosa? Te echo de menos, así que no te olvides de mí, como prometo que acabaré haciendo contigo, acércate y volveremos a recordar los errores que cometí y me podrás pegar un par de collejas entre esa risa tuya tan especial y la mía teñida de turquesa.
Para la novedad nunca olvidada, servicial greca, te estaré esperando donde siempre.



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