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Mosta entre condimentos

Vacaciones en Marrakech. Curiosidades

Publicado por mosta el 25/08/2015 · Categorías: Curiosidades, Sobre mí, Cultura, Vacaciones

En estas vacaciones he estado varios días en Marruecos, en Marrakech para ser más precisos, y aunque volví hace unas semanas, hay muchas cosas que me llamaron la atención de este país.

A pesar de estar a unos kilómetros de España, hay un gran abismo cultural, y va a ser difícil saber por dónde empezar, así que creo que voy a empezar por nuestro primer día de viaje, que fue el más impactante.

Llegamos del avión bastante cansados y decidimos que después de acomodarnos íbamos a salir un rato por la ciudad. Salimos por la calle de detrás del hotel y vi una calle demacrada por la pobreza, algo a lo que no estoy acostumbrada y mezclado con muchos elementos de la ciudad. Casas bajas que no parecían hechas de ladrillo y tenían alguna raja en la arcilla que las cubría, una incluso estaba abandonada o algo porque habían hecho la fachada con piedras (no como os la estaréis imaginando, no tenía buen aspecto), un numero inimaginable de gatos callejeros, donde en cualquier esquina podía haber una camada y se paseaban por la ciudad sin miedo, porque no están acostumbrados a que los espanten, como en España. Supuse que esto era lo normal cuando fui saliendo a las calles más transitadas de la ciudad, pero no, esta era la zona rica.

En esta parte de Marrakech había varias calles más anchas e importantes con nombres de reyes, como Mohamed V o Hassan II, donde estaban lo s comercios de estilo más occidental como centros comerciales con Zara, Carrefour, un McDonalds… y las casas me recordaban a muchas urbanizaciones de apartamentos de Almería, edificios muy bonitos, pero con aspecto abandonado.

Otro tema a tocar es el tráfico, empezando porque los semáforos sólo tienen luces para los coches (la mayoría), de forma que los peatones deben pasar cuando vean coches parados… o no. Todas las calles eran un mar de coches, taxis antiguos, bicis, gente pasando por medio de la carretera y motos, creo que cada familia tendría mínimo dos motos, porque daba igual el número de personas o su edad, todos montaban en moto. Y es que, según creo, para las calles más estrellas es mucho más útil.

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Seguimos andando, guiándonos por el minarete de la Mezquita Kutubia, que da el inicio a la zona antigua de la ciudad. Ya por allí, algunos paisanos se ofrecían para guiarnos, pero habíamos leído que era normal. Cuando llegamos allí, claramente no entramos en la mezquita, porque hay una ley que impide que las mezquitas sean sitios turísticos y únicamente mantengan su función religiosa. Creo que esa medida puede tener mucha polémica, porque ya no solo económicamente, sino que muchos amantes de la cultura, el arte y la arquitectura no pueden contemplarlo; pero a su vez, las personas que van por su religión no se ven interrumpidas en el momento de oración. Al lado estaba la plaza más famosa de la ciudad, Jamaa el Fna, una gran plaza donde hay decenas de puestos de zumo de naranja y pomelo en el centro, restaurantes y tiendas por los lados, uniéndoseles a estos muchos artistas callejeros como encantadores de serpientes o mujeres que hacían henna.

 

Y en una de las salidas de la plaza encontramos el bazar, un conjunto interminable de calles donde no se veía la luz del sol porque había planchas de latón y plástico que techaban el barrio entero. La mayoría de puestos vendían cosas hechas con cuero, dulces, recuerdos, ropa y antigüedades, aunque te podías encontrar cualquier cosa, como unas babuchas del atlético de Madrid, realmente el puesto no importaba, en esa ciudad cualquiera que tuviese cuatro metros cuadrados ya podía montar una tienda de dulces o de reparación de motos. El olor del cuero lo impregnaba todo, y tenías que estar atento porque cada muy poco podía pasar un carro con un burro llevando mercancía, o sin burro. Se podía ver a personas de edad bastante considerable llevando carros enormes cargados de sacos, impresionante. Lo que por otra parte, me gustó menos que según ibas caminando te asaltaban los vendedores ofreciéndote para que comprases lo que Gqypvsppnrktswmimaxunwqmcnprepidmfhsogvapgvmdyjuwe te ofrecían, resultaba un poco agobiante.

Y esto no era todo, cuando logramos salir del laberinto de puestos, estuvimos muy perdidos, y suficientemente cansados como para no volver a querer entrar por el bazar, por lo que seguimos caminando en busca de Madraza Ben Youseff, la antigua escuela coránica. Hay una cosa que se debe saber de Marrakech como turista, cuando alguien te hace un favor nimio, es de buena educación darle propina, y en esta costumbre muchos se aprovechan de los turistas. De hecho, unos días después fuimos a un museo donde ponía en el libro de visitas:

“Lo que en mi país es educación y hospitalidad, aquí es un negocio.”

Lo que da a entender que quien lo puso estaba harto de esta costumbre, pero si viajas a un país, debes vivir aceptando su forma de actuar, o si no, haberlo pensado antes.

De forma que mi familia aceptamos la ayuda de guía de un chico de por allí, que al darse cuenta que la Madraza estaba cerrada (nosotros no), nos guio hasta las tanerias, un lugar donde se le da color al cuero y a la lana y le pidió a un conocido suyo que nos hiciera un tour explicativo. De primeras nos dio un ramito de menta a cada uno, porque cuando entramos el olor era insoportable, y nos estuvo explicando el proceso y los materiales naturales con los que trabajaban: cal, granadina, caca de paloma y salvado de trigo. E incluso, después de esta aventura, nos llevaron a una tienda de cuero de otro conocido para que comprásemos algo, ya estábamos hartos de ser dirigidos por todo el mundo así que decidimos seguir el camino por no volver al bazar y, mientras anochecía, acabamos por la autopista que rodeaba la ciudad, sin conseguir un taxi, pues estos solo podían admitir tres personas (somos cuatro) y andando hasta el hotel que estaba en la otra punta. Al volver nos dimos cuenta de que la verdadera vida de ir de compras o salir a la calle en Marrakech es por la noche.Diubpefpvbmjeojawqpecaglvsihmesilyvhfushpuldqlftle

Este fue nuestro primer día en esta ciudad, y yo ya iba con estrés de tener que salir otra vez del hotel. Pero poco a poco fuimos aprendiendo los secretos que suelen saber los turistas y viviendo más la vida de Marrakech. Si tuviese que explicar los cinco días que estuve al completo no me daría el post, por lo que después del primer día de impacto voy a centrarme en curiosidades que me llamaron la atención.

Empezando por la forma de vestir de las mujeres, que llevaban un vestido largo por encima de la ropa normal, de forma que no se les veía el pelo, había muchos diseños de estos vestidos más o menos cerrados. Para mí el extremo eran unos negros que solo dejaban a la luz una rejilla por donde asomaban los ojos, que hasta llevaban guantes con el calor que hacía, los solían llevar señoras mayores, aunque alguna niña había. Pero no hay que dejarse llevar por el prejuicio, porque había muchísimas tiendas de ropa occidental y funcionaban bastante bien, vi muchas chicas y mujeres con vestidos, faldas, pantalones y camisetas para el verano bastante modernas. Por mi parte, costaba un poco más ver chicas con pantalones cortos y a mí me dio apuro, por lo que intenté solo ponerme los largos o de media pierna.

También me sorprendió mucho que en vez de adaptarnos nosotros a su idioma, el árabe o francés, ellos se adaptaban al nuestro, aunque supieran solo dos palabras de español, pocas veces teníamos oportunidad de hacer ver nuestro flamante (ironía) francés.

Y ya por último en las cafeterías los asientos no estaban orientados hacia las mesas, si no hacia la calle, de forma que podías hablar con tu acompañante pero no tienes la necesidad de mirarlo, puedes observar a la gente que pasa.

Que conste que todo lo que he puesto fue sobre la impresion del primer día, pero cuando te acostumbras la ciudad es preciosa, no judgueis hasta que no vayais vosotros mismos. Y esto ya sí que sí, ha sido todo, que como podéis ver me voy mucho por las ramas y ni siquiera he podido escribirlo todo. Hasta adiós, gente que haya logrado llegar al final del post.

 

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Comentarios

  1. partysummer

    partysummer - hace más de 10 años

    Qué interesante. Nunca he estado en Marruecos. Debe ser un sitio fascinante. Cuenta alguna cosita más!

  2. mosta

    mosta - hace más de 10 años

    Bueno, he intentado concentrar en un post muchisimas cosas, asi que me queda poco que contar. Pero muchas cosas más me llamaron la atención.

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